Santa Catarina se enorgullece de ser el estado símbolo de la cerveza artesanal en el país, y gran parte de este reconocimiento se debe a su colonización. Cuando hablamos de cerveza siempre pensamos en los alemanes, que son a la producción de cerveza lo que los italianos a la elaboración del vino.
Para entender mejor cómo surgió esta influencia en la producción actual de cerveza en el estado, tenemos que hacer un rápido viaje en el tiempo y en la historia. La primera colonia alemana fundada aquí fue São Pedro de Alcântara, en 1829, y las dos primeras fábricas de cerveza nacieron en la Colonia de Joinville, en 1852. Consiguieron estar 33 años sin cervecería, pero no sin cerveza, que era fabricada en casa por los inmigrantes. La malta y el lúpulo se importaban y llegaban por el puerto de Itajaí.
Con la fundación de la Colonia de San Pablo en Blumenau en 1850, se afianzó la industria cervecera. La primera cervecería, Schossland & Hosang, se estableció pocos años después de la fundación de la colonia, en 1858, cuando el pueblo no tenía más de 1.000 habitantes. La cervecería prosperó y permaneció activa hasta 1923. Hoy en día, Blumenau es la ciudad central del Valle de Itajaí, que concentra la mayoría de las cervecerías artesanales del estado - pequeñas y medianas cervecerías artesanales con gran reconocimiento internacional.
Hay pequeñas fábricas por todo el estado. En el Norte está la microcervecería en activo más antigua de Brasil. La región de Florianópolis y el Sur también forman parte de la ruta cervecera, en dirección Oeste, destaca la ciudad de Treze Tílias, con sus costumbres tirolesas y austriacas, utilizadas como ingredientes de la bebida.
Gracias a esta tradición, más que el hábito de consumir cerveza, Santa Catarina se ha destacado en la fabricación de la bebida, abriendo nuevos puestos de trabajo, generando divisas y difundiendo el conocimiento cervecero por todo el país. En este contexto, la cerveza y las cervecerías se presentan como un ingrediente más para el turismo en el Estado y se unen a la gastronomía, a la arquitectura, a la música para mostrar que las raíces dejadas aquí por los colonizadores alemanes se han vengado y están dando frutos.
